Spinoza

“Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte, sino de la vida.”

Baruch Spinoza, Ética, Parte IV, Proposición LXVII

PREFACIO, NOTAS Y AGRADECIMIENTOS

Del año 1998 al 2002 viví en La Haya. He pasado muchas veces por la casa donde vivió Spinoza de 1671 hasta su muerte en 1677, situada en la calle Paviljonsgracht 74. Enfrente de la casa hay una estatua suya. Siempre quise conocer la doctrina de Spinoza. Me fascinaba su origen judío (mi marido nació en Jerusalén) y su valentía que le valió la expulsión de la comunidad judía de Amsterdam. Esa historia era lo único que entonces conocía de Spinoza. A mi padre le encanta Spinoza, especialmente su “Ética”. Siempre me ha recomendado su lectura. Durante la realización de este modesto trabajo, he tenido la suerte de acercarme a los escritos de Spinoza, así como de leer sobre él. Me da pena no haber podido tener más tiempo y dedicación para profundizar más sobre sus ideas, pero mi hija de casi 3 años y mi hijo de 6 meses me ocupan ahora el día y la noche. De todos modos, he disfrutado mucho con lo que he aprendido.

Ya que hoy en día, el inglés es la lingua franca, he considerado innecesario traducir las citas del inglés al español, respetando así los originales.

Quisiera agradecer a mi marido Eyal y a mis hijos Yael e Itay por el tiempo que les he robado.

VIDA

Baruj Spinoza (1632 – 1677) nació en Amsterdam, en el seno de una acomodada familia judía, llamada Espinosa de los Monteros, procedente de Burgos y luego emigrada a Portugal, Francia y Holanda. Probablemente la familia Spinoza tuvo que huir de España a Portugal como consecuencia de la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos en 1492 o de la persecución inquisitorial de los marranos. En Portugal tuvieron que convertirse forzadamente al cristianismo (si es que no lo habían hecho antes en España) y vivieron sin problemas hasta la llegada de la Inquisición a Portugal, en 1547. La familia huyó entonces a Nantes, en Francia, y de Nantes emigró a Holanda.

Jesús Mosterín, en su fantástico libro Los judíos, dedica un capítulo entero a Spinoza, dando una información muy interesante sobre la vida de Spinoza.

“Micael [padre de Baruj], nacido en Portugal y que había seguido a su familia a Nantes y Holanda, estaba ya en Amsterdam en 1625. Primero se casó con su prima (…) Raquel, que murió joven, en 1627. Al año siguiente se casó con Hanna Débora Senior. Hanna le dio una hija, Miriam, y dos hijos, Isaac y Baruj (…) El padre, Micael, atendía a sus negocios y a sus cargos en la congregación sefardí (…) En la familia se hablaba en portugués para los asuntos cotidianos y se usaba el castellano como lengua culta y literaria. Se entendía y chapurreaba el holandés (…) La madre de Spinoza había muerto en 1638 (…) En 1641, Micael de Spinoza contrajo nuevas nupcias con Ester Fernand, que tenía 12 años menos que él y acababa de llegar de Portugal. Fue la madrastra de Baruj desde sus 8 años de edad.”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2006.

Spinoza se educó en la comunidad judía de Amsterdam.

“Los conversos portugueses y españoles que iban engrosando la comunidad de Amsterdam practicaban el judaísmo en privado sin que nunca fueran molestados por las autoridades; sin embargo, no obtuvieron el reconocimiento oficial como judíos hasta el 8 de noviembre de 1616 (…) La comunidad de Amsterdam fue a partir de mediados del siglo XVII la más próspera y famosa de Europa.”

Los judíos de Europa, Elena Romero & Uriel Macías, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2005.

“A mediados de siglo, ese pequeño país, con Amsterdam como gran puerto internacional, con Leiden como universidad de renombre europeo y con La Haya como capital, se ha convertido en el centro comercial y financiero de Europa (…) El período de máximo esplendor coincide con el gobierno liberal de Jan de Witt (1653 – 72) (…) Es obvio que un país rico y efervescente, tolerante y pluralista, y enfrentado con España atrajera inmediatamente las miradas de los judíos y marranos hispano-portugueses que … eran vigilados y perseguidos, desde hacía un siglo, por la Inquisición (…) En 1607 ya poseen su propio cementerio, en 1615 obtienen libertad de celebrar públicamente sus cultos, … en 1657 se les reconocen los derechos civiles y en 1675 construyen su gran sinagoga.”

Introducción de Atilano Domínguez en Tratado teológico – político, Spinoza, Baruch, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Spinoza estudió el Antiguo testamento, esto es, el Tanaj (תנ”ך): Torá (תורה), Neviím (נביאים), Ktuvim (כתובים), así como la Mishná (משנה) (la versión canónica de la revelación oral compilada al final del siglo II por Rabí Yehuda Hanasí) y la Guemará (גמרא) o el Talmud (תלמוד) (dos nombres de la misma compilación de comentarios sobre la Mishná: Guemará es el nombre en arameo y Talmud es el nombre en hebreo). Spinoza estudió también la cábala, la filosofía judía medieval, la escolástica cristiana y la filosofía renacentista.

“La formación que recibiera en las escuelas rabínicas estaba centrada en el aprendizaje de la lengua hebrea y en el estudio del Antiguo Testamento e incluso del español y del Talmud.”

Introducción de Atilano Domínguez en Tratado teológico – político, Spinoza, Baruch, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Su interés por la física y su admiración por las obras de Thomas Hobbes y René Descartes lo condujeron a apartarse del judaísmo ortodoxo.

“En 1655 Spinoza … había abandonado la fe ingenua en la religión judaica y se había convertido en un librepensador.”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2006.

En 1656 Spinoza fue excomulgado del judaísmo y expulsado de la comunidad judía de Amsterdam por sus opiniones heréticas. Jesús Mosterín, en su libro Los judíos, incluye el texto de la excomunión (jérem: חרם):

“Los señores del Mahamad, habiendo sabido desde hace tiempo de las malvadas opiniones y actos de Baruj de Spinoza … y de las abominables herejías que practicaba y enseñaba … han decidido que el dicho Spinoza debe ser excomulgado y expulsado del pueblo de Israel. Por decreto de los ángeles y palabras de los santos, proscribimos, separamos, maldecimos y anatemizamos a Baruj de Spinoza (…) Nosotros execramos a Baruj de Spinoza con la excomunión con que maldijo Josué a Jericó, con las maldición con que maldijo Elías a los jóvenes y con todas las maldiciones escritas en el libro de la Torá. Maldito sea de día y maldito sea de noche, maldito al acostarse y maldito al levantarse, maldito sea al entrar y al salir. No quiera el Altísimo perdonarlo, hasta que su furor y su celo caigan sobre este hombre; lance sobre él todas las maldiciones escritas en este libro; borre su nombre de debajo de los cielos; y sepárelo, para su desgracia, de todas las tribus de Israel, con todas las maldiciones de la Alianza, escritas en el Libro de la Ley. Pero vosotros, que permanecéis unidos al Altísimo, vuestro Dios, todos vosotros estáis vivos. Se advierte que nadie puede hablar con él de palabra ni por escrito, ni hacerle ningún favor, ni estar con él bajo el mismo techo, ni acercarse a menos de cuatro codos de él, ni leer nada compuesto o escrito por él.”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2006.

“La excomunión o jérem de Spinoza, su condena pública y su expulsión de la comunidad judía tenían también la misión de tranquilizar a los calvinistas holandeses, a la sociedad cristiana, mostrando que la comunidad judía no toleraba herejías ni elementos ateos y radicales, que la comunidad judía sabía ejercer su propia policía y mantener el orden y no daba motivos de preocupación a la sociedad holandesa en cuyo seno y por cuya tolerancia vivía.”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2006.

Por lo general, las excomuniones se levantaban pasados unos años; pero la de Spinoza no se levantó nunca.

“El temor de fracasar en la readaptación de los nuevos judíos obligaba a los rabinos y dirigentes comunitarios a reprimir con energía cualquier muestra de librepensamiento o de salida de la estricta ortodoxia; tal fue el caso de algunos célebres excomulgados: Uriel da Costa, converso nacido en Oporto, que negó abiertamente la validez del Talmud; Juan de Prado, que había sido estudiante de medicina y de teología en la Universidad de Alcalá de Henares y que se convirtió en furioso detractor de la ley oral judía; y sobre todo el filósofo Baruch Spinoza, nacido en Amsterdam y con una esmerada educación en materia religiosa, pero que influido por la escuela cartesiana adoptó una actitud profundamente crítica ante el judaísmo.”

Los judíos de Europa, Elena Romero & Uriel Macías, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2005.

“…también la política holandesa de esa época, proverbiamente liberal, estaba condicionada por las disidencias religiosas. De ahí que muchos intelectuales llegaran a convencerse de que era indispensable que el poder civil controlara al eclesiástico y que la razón fuera el único intérprete de la Biblia.”

Introducción de Atilano Domínguez en Tratado teológico – político, Spinoza, Baruch,  Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

En 1659 la Inquisición española recibió informes sobre la vida de Spinoza en Amsterdam. Después del jérem de Spinoza, Spinoza abandonó Amsterdam y vivió en Rijnsburg (1661), Voorburg (1663) y La Haya (1669 hasta su muerte en 1677). Spinoza pulía y fabricaba lentes, microscopios y telescopios.  Tenía muy buena fama como excelente pulidor de lentes, alabado por Huygens y Leibniz, entre otros. Spinoza elaboró sus sistema filosófico y continuó trabajando como pulidor. Murió como consecuencia de la inhalación de polvo de cristal.

“On the last day of his life he was entirely calm, not exalted, like Socrates in the Phaedo, but conversing, as he would on any other day, about matters of interest to his interlocutor. Unlike some other philosophers, he not only believed his own doctrines, but practised them. “

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

OBRAS

Durante su vida sólo se publicaron dos obras de Spinoza:

Renati des Cartes Principia Philosophiae (Principios de la filosofía de René Descartes), publicada en 1663 en Amsterdam junto a Cogitata metaphysica (Pensamientos metafísicos). Traducidas al holandés en 1664.

Tractatus Theologico – politicus (Tratado teológico-político), 1670.

Hacia 1662 acabó el Korte Verhandeling van God, de Mensch en deszelfs Welstand (Breve tratado sobre Dios, el hombre y su felicidad). El KV no se publicó hasta 1852.

Su amigo y editor Rieuwertsz publicó en 1677 Amsterdam las ediciones latina (Opera Posthuma) y holandesa (Nagelate Schriften) de las obras inéditas de Spinoza:

Tractatus de intellectus emendatione (Tratado sobre la reforma del entendimiento), Ethica (Ética), Tractatus Politicus (Tratado político), Epistolae (Cartas) y Compendium grammaticae linguae Hebreae (Compendio de gramática de la lengua hebrea).

Spinoza, antes de morir, había pedido que sus manuscritos y cartas fuesen enviados a Rieuwertsz. No se ocultó el nombre de Spinoza, pero sí el de Rieuwertsz, su editor.

En 1678 los Estados de Holanda prohibieron la Opera Posthuma de Spinoza.

PANTEÍSMO

Según S. E. Boehmer, el término “panteísta” fue usado por primera vez por John Toland (Socinianism Truly Stated, 1705), y el término “panteísmo” por su adversario J. Fay (Defensio religionis, 1709). Para Toland y para Fay, panteísta es el que cree que Dios y el mundo son la misma cosa, y panteísmo es la correspondiente doctrina o filosofía.

“…puede llamarse “panteísmo” a la doctrina que enfrentándose con los dos términos, “Dios” y “mundo”, procede a identificarlos. (…) Ha sido usual en la Época Moderna considerar la filosofía de Spinoza como el más eminente y radical ejemplo de doctrina panteísta, a causa del sentido del famoso Deus sive Natura (“Dios o Naturaleza”) spinoziano. Sea o no panteísta … la doctrina de Spinoza, lo cierto es que en torno a la misma se armaron innumerables debates.”

Diccionario de filosofía de bolsillo 2, José Ferrater Mora, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983.

Según Spinoza, el universo es idéntico a Dios y a la Naturaleza. Dios es la sustancia causante de todas las cosas. Todo se unifica en Dios. Dios es la sustancia infinita. Dios y la Naturaleza constituyen una unidad. Las leyes de la Naturaleza son de Dios, y las leyes de Dios son de la Naturaleza.

“… las dos sustancias finitas cartesianas se convirtieron, en el pensamiento de Spinoza, en los atributos de una única sustancia divina. (…) las almas individuales y las partes de la materia no son “cosas” sino aspectos del ser divino. Esta forma de pensamiento que concibe a Dios en todas las cosas, de modo sustancial y esencial, se conoce con el nombre de panteísmo

Historia de la filosofía, Laura Silvani, Editorial Óptima, S. L., Barcelona, 2003

“The metaphysical system of Spinoza is of the type inaugurated by Parmenides. There is only one substance, “God or Nature”; nothing finite is self-subsistent. (…) Thought and extension were both attributes of God. God has also an infinite number of other attributes, since He must be in every respect infinite; but these others are unknown to us.  Individual souls and separate pieces of matter are … adjectival; they are not things, but merely aspects of the divine Being. There can be no such immortality as Christians believe in, but only that impersonal sort that consists in becoming more and more one with God. Finite things are defined by their boundaries, physical or logical, that is to say, by what they are not: “all determination is negation”. There can be only one Being which is wholly positive, and He must be absolutely infinite. Hence Spinoza is led to a complete and undiluted pantheism.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

“Su metafísica es un panteísmo determinista que identifica al universo entero con Dios y a la mente divina con las leyes de la naturaleza. Dios o la naturaleza (Deus sive natura) es la única realidad independiente y subsistente por sí misma, la única sustancia. Todas las cosas normales son meros modos o accidentes de la sustancia divina. (…) Todo pensamiento humano es parte del pensamiento divino y todo cuerpo humano es un modo de la extensión divina. Pensamiento y extensión son solo dos de los infinitos atributos divinos, la mayoría de los cuales nos resultan del todo desconocidos.”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2006.

“…Spinoza afirmó que la sustancia creada debía entenderse como una sustancia producida por Dios. Según el filósofo no existía pluralidad de sustancias ni diversas sustancias creadas. Las partes no son autosuficientes: lo es el todo y existe una sustancia infinita y única que se identifica con la totalidad de lo real.”

Historia de la filosofía, Laura Silvani, Editorial Óptima, S. L., Barcelona, 2003

Según Spinoza, sólo hay una sustancia, la cual constituye el universo entero. Spinoza llamó a esta sustancia Dios. Todo en el universo es Dios y todos los seres y todas las cosas forman un gran todo.

“Substance (…) is absolutely independent of everything, for it is everything. It is infinite, self-caused, and self-determined. It has no limits, was made by itself. And it is determined by nothing but itself. This God, or Nature, is the world. This unifying conception is known as “pantheism”. (…) This substance, God, expresses itself in an infinite number of attributes, but man can grasp only two, -extension and thought -. God, or Nature, is both body and mind. Further, these attributes are absolutely independent of each other. Body does not affect mind nor does mind affect body. But both are manifestations of one and the same universal reality, God. (…) The two attributes of God, extension and thought, are found in man. Man is a form of God or the universal substance of reality. Each individual man is  mode of extension, or body, and a mode of thought. Indeed, everything in the universe is both a mode of matter and a mode of mind.”

Basic teaching of the great philosophers, S. E. Frost, Jr., Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

Sólo hay y sólo puede haber una sustancia. Esa sustancia es Dios. Dios es uno con el universo. Todos los individuos son modificaciones de la sustancia. Todos los individuos son parte de la misma sustancia, que también es Dios. La sustancia siempre ha existido y siepre existirá.

“It was Spinoza who wored out what seemed then a asterful solution of the problem left by Descartes. For him God is the … independent substance of the universe. Outside of God there can be no substance. Mind and body, thought and extension, are attributes of God and not independent of him (…) God is a single, eternal, infinite, self-caused principle of nature and of all things. God and the world are one. Here is clear pantheism.”

Basic teaching of the great philosophers, S. E. Frost, Jr., Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

“Spinoza llama a esta Realidad Dios y Naturaleza o, más exactamente, “Dios o Naturaleza”, Deus sive Natura –la piedra de escándalo del sistema de Spinoza, tantas veces denunciado como panteísta -. Se trata de un ser absolutamente infinito, que contiene infinitos atributos cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita.”

Diccionario de grandes filósofos 2 (K – Z), José Ferrater Mora, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Al equiparar Dios a la naturaleza y al mundo, Spinoza lleva a sus últimas consecuencias la idea de Maimónides de eliminar el antropomorfismo del Dios bíblico:

“Dios no establece ninguna ley a los hombres a fin de premiarlos cuando la cumplan (…) las leyes de Dios no son de tal naturaleza que puedan ser transgredidas. Ya que las reglas puestas por Dios en la naturaleza … son tales que jamás pueden ser infringidas”

Tratado breve, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990.

“God, for Spinoza, is neither personality nor consciousness. He is not characterized by intelligence, feeling, or will. His actions are not directed by purpose; but all things follow for his nature according to strict law.”

Basic teaching of the great philosophers, S. E. Frost, Jr., Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

“Dios no es una persona, no es alguien al que se le pueda rezar, ni pedir, ni del que quepa esperar amor o temer castigo. Dios es la realidad entera, sometida a leyes inexorables, que podemos descubrir, pero sobre la que no podemos influir. Dios no depende de nadie, pero tampoco desea ni elige nada, pues se limita a actuar conforme a sus leyes, que son las de la naturaleza: Dios obra en virtud de las solas leyes de su naturaleza, y no forzado por nadie”

Ética, Baruj Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2007.

“… este conocimiento nos lleva a que no temamos ante Dios como temen otros ante el diablo, que ellos han inventado (…) ¿cómo podríamos temer a Dios, que es el mismo bien supremo, por el que todas las cosas, que tienen su esencia, son lo que son?”

Tratado breve, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990.

“…quienes confunden la naturaleza divina con la humana atribuyen fácilmente a Dios afectos humanos, sobre todo mientras ignoran cómo se producen los afectos en el alma (…) Los hay que se representan a Dios como un hombre: compuesto de cuerpo y alma y sometido a pasiones; pero ya consta … cuán lejos vagan éstos de un verdadero conocimiento de Dios (…) Dios es concebido por el vulgo como un hombre, o a semejanza de un hombre…”

Ética, Baruj Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2007.

“Dios está libre de pasiones y no puede experimentar afecto alguno de alegría o tristeza (…) Dios no puede pasar ni a una mayor ni a una menor perfección (…) Dios, propiamente hablando, no ama a nadie, ni odia a nadie (…) Quien ama a Dios no puede esforzarse en que Dios lo ame a él.”

Ética, Baruj Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2007.

DETERMINISMO

“En una aceptación general, el determinismo sostiene que todo lo que ha habido, hay y habrá, y todo lo que ha sucedido, sucede y sucederá, está de antemano fijado, condicionado y establecido (…) La doctrina determinista puede admitirse como aplicable a todos los acontecimientos del universo o bien … a una parte de la realidad (…) Los deterministas radicales han afirmado que no solamente los fenómenos naturales, sino también las acciones humanas (explicables entonces como fenómenos naturales) están sometidas a un determinismo universal.”

Diccionario de filosofía de bolsillo 1, José Ferrater Mora, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983.

El determinismo de Spinoza podría considerarse, según Robert C. Solomon & Kathleen M. Higgins, más afín al destino que a la ciencia:

“Spinoza también defendió la tesis generalmente conocida como determinismo. El determinismo es la afirmación de que, dada una causa, se sigue necesariamente un efecto (…) En la perspectiva de Spinoza, todo lo que nos pasa nos ocurre necesariamente. Dado que el universo es Dios, podemos tener la seguridad de que lo que nos pasa tiene una razón”.

Breve historia de la filosofía, Robert C. Solomon & Kathleen M. Higgins, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1999.

“Only ignorance makes us think that  we can alter the future; what will be will be, and the future is as unalterably fixed as the past. That is why hope and fear are condemned: both depend upon viewing the future as uncertain, and therefore spring from lack of wisdom.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

En el libro Antimanual de la filosofía del genial Michel Onfray, hay un fragmento de una carta de Spinoza a G.H. Schuller escrita en 1674. En ella se puede apreciar el determinismo de Spinoza:

“Una piedra recibe de una causa externa, que la impulsa, cierta cantidad de movimiento con la cual, después de haber cesado el impulso de la causa externa, continuará necesariamente moviéndose (…) Y lo que aquí se dice de la piedra, hay que aplicarlo a cualquier cosa singular … es decir, que toda cosa es determinada necesariamente por una causa externa a existir y a obrar de cierta y determinada manera (…) Esa piedra … creerá que es totalmente libre y que la causa de perseverar en el movimiento no es sino que así lo quiere. Y ésta es esa famosa libertad humana, que todos se jactan de tener, y que tan sólo consiste en que los hombres son conscientes de su apetito e ignorantes de las causas por las que son determinados.”

Antimanual de la filosofía, Michel Onfray, Editorial Edaf S. L., Madrid, 2007

“En la naturaleza no hay nada contingente, sino que, en virtud de la necesidad de la naturaleza divina, todo está determinado a existir y obrar de cierta manera (…) Las cosas no han podido ser producidas por Dios de ninguna otra manera y en ningún otro orden que como lo han sido.”

Ética, Baruj Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2007

“…puede comprenderse que este sistema esté dominado por la idea de necesidad –una necesidad que es, por lo demás, libertad, pues la libertad consiste para Spinoza en ser justamente lo que se es y no otra cosa-. Es, pues, un sistema determinista (…) El riguroso determinismo del sistema de Spinoza, el encadenamiento causal de todas las cosas en el seno de la substancia infinita, encuentra, de todos modos, una puerta de escape en la idea del aumento de la potencia del entendimiento como ideal propio del sabio y del hombre libre.”

Diccionario de grandes filósofos 2 (K – Z), José Ferrater Mora, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

“In Spinoza we find a complete abandoning of the idea of freedom. His philosophic system is absolutely deterministic. Everything in the universe follows from something else in a definite causal chain each lin of which is necessary connected with the one preceding and the one following (…) Thus, there cannot be any such thing as a free will. The will, for Spinoza, is simply the soul affirming or denying what is true and false. The intellect and the will are essentially the same. The will is nothing more than an idea which one might have affirming or denying itself.”

Basic teaching of the great philosophers, S. E. Frost, Jr., Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

“Everything, according to Spinoza, is ruled by an absolute logical necessity. There is no such thing as free will in the mental sphere or chance in the physical world. Everyhting that happens is a manifestation of God’s inscrutable nature, and it is logically impossible that events should be other than they are. This leads to difficulties in regard to sin, which critics were not slow to point out (…) Was it good that Nero should kill his mother? Was it good that Adam ate the apple? Spinoza answers that what was positive in these acts was good, and only what was negative was bad; but negation exists only from the point of view of finite creatures. In God, who alone in completely real, there is no negation, and therefore the evil in what to us seem sins does not exist when they are viewed as parts of the whole.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

RACIONALISMO

Hacia 1660 – 1661 Spinoza escribió el Tractatus de intellectus emendatione –TIE- (Tratado sobre la reforma del entendimiento), el cual quedó inconcluso. Según el TIE, hay 4 formas de conocimiento:

  1. de oídas
  2. por la experiencia
  3. a partir de propiedades esenciales de las cosas
  4. por la intuición de la esencia de las cosas.

Spinoza, siguiendo a Descartes, piensa que el conocimiento más fiel es el último.

“Spinoza describe cuatro tipos de representaciones: aquellas que son producidas por la mera transmisión verbal; las que nacen por experiencia vaga; las originadas por la relación de un efecto con su causa, y las que que proporcionan un conocimiento intuitivo y directo de la naturaleza simple examinada, tales como se realizan en el conocimiento de las matemáticas. Este último tipo de representación es, según Spinoza, el único conocimiento cierto y completo (…) [Se trata] de un conocimiento racional, que debe comenzar por eliminar todo motivo de error, toda representación confusa y vaga. De ahí el punto de partida cartesiano en el método y la primacía del pensar matemático.”

Diccionario de grandes filósofos 2 (K – Z), José Ferrater Mora, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

“Pasaremos ahora a tratar de los efectos de los diferentes conocimientos (…) A la opinión la llamamos así, porque está sujeta a error y no tiene lugar jamás en algo de lo que estemos ciertos (…) Llamamos fe al segundo, porque las cosas que sólo captamos por la razón, no son vistas por nosotros, sino que tan sólo nos son conocidas mediante convicciones en el entendimiento, de que esto debe ser así y no de otro modo. Llamamos … conocimiento claro a aquel que no se adquiere mediante convicciones de la razón, sino mediante un sentimiento y un gozo de la cosa misma, y supera con mucho a los demás. (…) Pasemos ahora a sus efectos (…) Del primero proceden las pasiones, que luchan contra la recta razón; del segundo los buenos deseos; y del tercero el amor verdadero y sincero…”

Tratado breve, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990.

TRACTATUS THEOLOGICO-POLITICUS (TRATADO TEOLÓGICO-POLÍTICO)

En 1665 Spinoza dejó de trabajar en su Ética para escribir el Tractatus Theologico – politicus (Tratado teológico-político) (TTP).

“El TTP representaría el ajuste de cuentas definitivo de Spinoza con la ortodoxia religiosa de judíos y cristianos, basado en una lectura crítica y racional de las Sagradas Escrituras (…) La aplicación del método histórico y crítico conduce a la conclusión de que la Biblia es un conjunto de libros de autores distintos y en general desconocidos, escritos en épocas diferentes y cuyo canon quedó establecido poco antes de la era cristiana. (…) El Tractatus theologico-politicus es, además de un libro de hermenéutica bíblica, un tratado político que expone … los principios de la democracia liberal, insistiendo en dos tesis: 1) la necesidad de la libertad de pensamiento y expresión, sin la cual la democracia no puede exisitr, y 2) la supremacía del Estado democrático sobre todas las Iglesias y sectas religiosas. La religión debe ser algo  meramente interior, que no debe interferirse con la acción política del Estado ni con la reflexión filosófica de los ciudadanos que deseen ejercitar su razón.”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2006.

En una carta escrita a H. Oldenburg, Spinoza expone los motivos que le han llevado a escribir el TTP: la prohibición de los teólogos a los hombres a consagrarse a la filosofía, las acusaciones de ateo que caían sobre Spinoza y la falta de libertad de expresión.

“…efectivamente, Spinoza tenía fama de ateo, primero entre los judíos, después entre los católicos españoles y, en el momento en que se puso a redactar su obra, entre los calvinistas.”

Introducción de Atilano Domínguez en Tratado teológico – político, Spinoza, Baruch,  Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

“En los primeros meses de 1670, apareció en Holanda un extraño libro (…) A las pocas semanas se lo leía en Alemania, Francia e Inglaterra. Pese al anonimato y al falso pie de imprenta (“Hamburgi, apud Henricum Künraht, 1670”), no se tardó en averiguar que su autor era … Spinoza, y que el verdadero editor era … Rieuwertsz. Desde el mismo subtítulo de la obra, Spinoza declaraba abiertamente su intención de salvaguardar la religión y el Estado. Sin embargo, la iglesia calvinista de Holanda creyó descubrir en ella un peligro para ambos, emprendiendo inmediatamente una campaña de denuncias ante las autoridades civiles, y no cejó en su empeño hasta que la obra fue oficialmente prohibida en 1674.”

Introducción de Atilano Domínguez del Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Pese a la prohibición del TTP y a su oposición, el TTP era muy solicitado y Rieuwertsz hizo todo lo posible por reeditarlo y distribuirlo (2 ediciones antes de la prohibición oficial de 1674 y 2 ediciones después de la prohibición oficial).  En 1678 fue traducido al francés y publicado bajo tres falsos títulos. En 1689 se tradujo al inglés, en 1693 al holandés, en 1787 al alemán, en 1875 al italiano y en 1878 al español.

Según el TTP, el estado debe proteger a los individuos de la injusticia según los dictados racionales, y también debe ser tolerante para que haya libertad.

“…la filosofía política de Spinoza es una defensa de la tolerancia religiosa e ideológica dentro del Estado, cuya misión es la realización de la justicia y la protección de sus miembros contra las propias pasiones de acuerdo con dictados racionales.”

Diccionario de grandes filósofos 2 (K – Z), José Ferrater Mora, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

“In the natural state … man has the right to do anything which he is able to do. He may destroy others to gain his ends, cheat, lie, or engage in any activity which will help him. But, in such a state, conflict will inevitably arise and many will be destroyed. Consequently, men give up many natural rights so that there may be a degree of peace in which they can realize other desires. The state is the result. By general agreement, men in a state agree to limit their natural rights for the good of all. Therefore, only in a state can justice and injustice have a meaning. According to natural rights anything may be just.”

Basic teaching of the great philosophers, S. E. Frost, Jr., Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

“Spinoza’s political theory is, in main, derived from Hobbes (…) He holds that in a state of natura there is no right or wrong, for wrong consists in disobeying the law. He holds that the sovereign can do no wrong, and agrees eith Hobbes that the Church should be entirely subordinate to the State. He is opposed to all rebellion, even against a bad government (…) He holds freedom of opinion important.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

“La causa que hace surgir, que conserva, y que fomenta la superstición es, pues, el miedo”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

“Los sagrados Libros no fueron escritos  por un solo autor ni para el vulgo de una misma época, sino por numerosísimos hombres, de diferentes épocas y temperamentos, hasta el punto que, si se computan todos, abarcarán casi dos mil años o quizá muchos más (…) La Escritura consta de diversos libros y … fue redactada en épocas distintas y para hombres diversos y … por diversos autores.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Para Spinoza, el fin de la Escritura es la obediencia. Yo añadiría la obediencia a ciegas, sin razón. El argumento de Spinoza de la obediencia de los fieles me parece muy acertado:

“…hemos dicho que el único objeto de la Escritura era enseñar la obediencia. Esto nadie lo puede discutir. ¿Quién no ve … que uno y otro Testamento no son otra cosa que una doctrina de obediencia y que tan sólo intentan que los hombres obedezcan de corazón? Pues … Moisés no procuró convencer a los israelitas por la razón, sino obligarlos con la alianza, juramentos y beneficios y, después, amenazó al pueblo con penas y lo exhortó con premios para que obedeciera a las leyes; … Por su parte, la doctrina evangélica no contiene nada más que la simple fe, es decir, creer a Dios y reverenciarlo o, lo que es lo mismo, obedecerle. (…) la fe no exige tanto la verdad cuanto la piedad y sólo es piadosa o salvífica en razón de la obediencia, y … por consiguiente, nadie es fiel más que por la obediencia.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Me parece acertadísimo y muy valiente por parte de Spinoza el distinguir radicalmente la teología de la filosofía, y el hecho de atribuir a la filosofía, y no a la teología, la verdad:

“… hay que … separar … la fe de la filosofía, que es el objetivo principal de toda esta obra (…) entre la fe o teología y la filosofía no existe comunicación ni afinidad alguna … pues se diferencian radicalmente. En efecto, el fin de la filosofía no es otro que el de la verdad; en cambio, el de la fe … no es otro que la obediencia y la piedad (…) me he persuadido totalmente de que la Escritura deja la razón completamente libre, y de que no tiene nada en común con la filosofía, sino que tanto una como la otra se apoyan sobre una base propia”.

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

“Me ha sorprendido muchas veces que hombres, que se glorían de profesar la religión cristiana … se atacaran unos a otros con tal malevolencia y se odiaran a diario con tal crueldad, que se conoce mejor su fe por estos últimos sentimientos … Tiempo ha que las cosas han llegado a tal extremo, que ya no es posible distinguir quién es casi nadie –si cristiano, turco, judío o pagano-, a no ser por el vestido y por el comportamiento exterior, o porque frecuenta esta o aquella iglesia o porque, finalmente, simpatiza con tal o cual opinión y suele jurar en nombre de tal maestro.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Spinoza critica, con razón, a aquellos que, bajo el pretexto de la religión, atacan y persiguen a los que no piensan como ellos. Debo decir que, en mi opinión, la religión ha sido y es el peor mal de la humanidad. La fe es un insulto a la inteligencia. La religión idiotiza a la gente y priva a la gente de pensar por sí misma. Si se hace un repaso a la historia del hombre se puede apreciar perfectamente que la religión ha sido y es la causa primera de exclusión, condenas, torturas y matanzas:

“Y aquellos   que desprecian completamente la razón y rechazan el entendimiento, como si estuviera corrompido por naturaleza, son precisamente quienes cometen la iniquidad de creerse en posesión de la luz divina. Claro que, si tuvieran el mínimo destello de esa luz, no desvariarían con tanta altivez, sino que aprenderían a rendir culto a Dios con más prudencia y se distinguirían, no por el odio que ahora tienen, sino por el amor hacia los demás; ni persiguirían tampoco con tanta animosidad a quienes no comparten sus opiniones, sino que más bien se compadecerían de ellos, si es que realmente temen por su salvación y no por su propia suerte.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Spinoza es un filósofo honesto y sincero, para el cual la libertad de opinión es primordial. Para él, la fe se puede interpretar a juicio de cada uno. Yo no estoy de acuerdo. Para mí, la fe es un insulto a la inteligencia, y sólo puede interpretarse de una única manera: la imposibilidad de pensar y decidir por uno mismo y el creer por la fuerza unas historias absurdas y ridículas. En todo caso, según Spinoza, hay que juzgar las obras y no las palabras. En eso estoy totalmente de acuerdo.

“…hay que dejar a todo el mundo la libertad de opinión y la potestad de interpretar los fundamentos de la fe según su juicio, y que sólo por las obras se debe juzgar si la fe de cada uno es sincera o impía (…) la Escritura no enseña asuntos filosóficos, sino únicamente la piedad, y … todas las cosas en ella contenidas fueron  adaptadas a la capacidad y a las opiniones previas del vulgo. Quien pretende, pues, adaptarla a la filosofía, atribuirá a los profetas muchas cosas que ni en sueños han pensado… Quien, por el contrario, hace de la razón y la filosofía una esclava de la teología, está obligado a admitir los prejuicios del vulgo antiguo como cosas divinas y a llenar y cegar su mente con ellos. (…) ni la teología tiene que servir a la razón ni la razón a la teología … cada una posee su propio dominio: la razón, el reino de la verdad y la sabiduría; la teología, el reino de la piedad y la obediencia.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

“…la teología es lo que se llama propiamente la palabra de Dios, la cual no consiste en cierto número de libros (…) Quien entienda así la teología, comprobará que está acorde con la razón en cuanto a sus preceptos o enseñanzas de vida, y que no la contradice en absoluto en cuanto a su meta y su fin, y que por siguiente es válida para todos sin excepción.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

No estoy de acuerdo. La teología, a mi juicio, está en absoluto desacorde con la razón, y la contradice por completo. La teología, por suerte, no es válida para todos.

“… como nosotros no podemos demostrar por la razón si es verdadero o falso el fundamento de la teología, a saber, que los hombres se salvan por la sola obediencia, se nos puede objetar por qué, entonces, lo creemos. Porque, si lo creemos sin razón, lo abrazamos ciegamente y obramos, por tanto, como necios y sin juicio. Y si , por el contrario, pretendemos afirmar que este fundamento puede ser demostrado por la razón, entonces la teología será una parte de la filosofía (…) este dogma fundamental de la teología no puede ser descubierto por la luz natural … al menos, no ha habido nadie que lo haya demostrado (…) podemos servirnos del juicio para que … lo aceptemos, al menos, con una certeza moral (…) Se equivocan … quienes se empeñan en demostrar la autoridad de la Escritura con argumentos matemáticos.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

KORTE VERHANDELING VAN GOD, DE MENSCH EN DESZELFS WELSTAND (TRATADO BREVE SOBRE DIOS, EL HOMBRE Y SU FELICIDAD)

Redactado probablemente entre 1656 y 1661, el Tratado breve sobre Dios, el hombre y su felicidad contiene el bosquejo de las ideas fundamentales de la Ética: la prueba de la existencia de Dios, la demostración de la sustancia con sus infinitos atributos, las ideas del bien y del mal, la predestinación, la naturaleza del hombre, las pasiones, la razón y la felicidad. El Tratado breve fue por primera vez publicado en latín en Amsterdam en 1862; su traducción holandesa se publicó en Amsterdam en 1869.

“El Korte Verhandeling comienza con la prueba de la existencia de Dios, pero el Dios cuya existencia se prueba no es el Dios personal de las religiones tradicionales, el Dios bondadoso o justiciero que se preocupa por nosotros, que imparte órdenes, premios y castigos, sino un Dios filosófico, una sustancia infinita con infinitos atributos, de la cual todas las cosas son meros modos. Dios no está separado de la naturaleza, sino que toda naturaleza fluye de Dios con necesidad absoluta, e incluso se identifica con Dios. El conocimiento de Dios es el conocimiento de la naturaleza, en que consiste también el amor a Dios y la felicidad humana. (…) Todo en la naturaleza, incluidas nuestras acciones, está estrictamente determinado por las leyes de la naturaleza, es decir, fluye necesariamente de Dios. El bien y el mal no son nada en sí mismos, son meros entes de razón. Las cosas y acciones sólo son buenas o malas con respecto a nuestras expectativas, concepciones e ideales.”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2006.

El Tratado breve consta de 2 partes. En la primera parte, Spinoza habla sobre la naturaleza de Dios y sus atributos. En la segunda parte, Spinoza habla sobre la existencia del hombre y sus pasiones, su razón y su libertad. Todas las siguientes citas están extraídas del libro Tratado breve, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990.

La primera parte consta de 10 capítulos:

“En cuanto a lo primero … a saber, si existe un Dios, decimos que … puede ser demostrable, ante todo, a priori … Todo lo que nosotros entendemos clara y distintamente que pertenece a la naturaleza de una cosa, lo podemos afirmar también con verdad de esa cosa (…) que la existencia pertenece a la naturaleza de Dios, lo podemos entender clara y distintamente (…) Las esencias de las cosas son desde toda la eternidad y permanecerán inmutables por toda la eternidad. La existencia de Dios es esencia (…) A posteriori … Si el hombre tiene una idea de Dios, Dios debe existir formalmente. Ahora bien, el hombre tiene una idea de Dios.”

“…debe existir un ser infinito y perfecto (…) así como a un ser que tiene alguna esencia se le debe atribuir (algunos) atributos, y tanto más atributos cuanta más esencia se le atribuye … en consecuencia, un ser que es infinito debe tener infinitos atributos. Y esto es justamente lo que llamamos un ser perfecto.”

La segunda parte consta de 26  capítulos:

“…al comienzo de este libro hemos probado:

1.     Que ninguna sustancia puede tener comienzo.

2.     Que una sustancia no puede p`roducir otra.

3.     Que no pueden, en fin, existir dos sustancias iguales.

Dado … que el hombre  no ha existido  desde la eternidad, que es limitado e igual a muchos hombres, no puede ser una sustancia.”

“El amor no es nada más que gozar de una cosa y unirse con ella (…) El amor nace…del concepto y del conocimiento que tenemos de una cosa. Y cuanto mayor es la cosa, tanto mayor y más excelente es en nosotros el amor. (…) El amor es de tal naturaleza que jamás intentaremos (como lo hacemos con … las otras pasiones) liberarnos de él. Y ello por dos razones: porque es imposible y porque es necesario que no nos libremos de él. Imposible, porque él no depende de nosotros, sino tan sólo del bien y utilidad que descubrimos en el objeto. Ya que, si no quisiéramos amar nada, sería necesario que antes no conociéramos nada, lo cual no depende de nuestra libertad: porque si no conociéramos nada, sin duda tampoco seríamos nada.”

“El odio es una inclinación a desechar de nosotros algo que nos ha causado algún mal (…) el odio es una turbación del alma contra alguien que nos ha hecho mal voluntaria y conscientemente.”

Spinoza describe brillantemente las siguientes pasiones: la alegría, la tristeza, el aprecio, el desprecio, el orgullo, la humildad, la soberbia, la falsa humildad, la esperanza, el temor, la seguridad, la desesperación, la fluctuación, el coraje, la valentía, la emulación, la pusilanimidad, el miedo, los celos, el remordimiento, el arrepentimiento, (la burla y la broma y la risa, que no son pasiones…), la envidia, la cólera y la indignación, la honra, la vergüenza, la desvergüenza, el reconocimiento, la gratitud, la ingratitud y el pesar.

Spinoza habla del bien y del mal en las pasiones:

“… es tan sólo la fe verdadera o la razón la que nos conduce al conocimiento del bien y del mal (…) todas las pasiones que son buenas, son de tal índole y naturaleza, que no podemos ni existir ni subsistir sin ellas, y … nos pertenecen de algún modo esencialmente, como sucede con el amor, el deseo y todo lo que es propio del amor (…) Cosa muy distinta sucede … con aquellas que son malas y dignas de ser rechazadas por nosotros, ya que no sólo podemos muy bien existir sin ellas, sino que sólo somos propiamente lo que nos corresponde ser, cuando nos hemos liberado de ellas.”

“…sólo el amor es ilimitado (…) cuanto más aumenta, más excelente es (…) puede aumentar siempre, cosa que no puede suceder con ninguna otra cosa, sino sólo con ésta. Y quizá esto nos sirva más adelante para demostrar la inmortalidad del alma …”

En el capítulo XVIII, Spinoza habla de la esclavitud del hombre y su incapacidad de elección, y su sumisión a las leyes de la naturaleza, es decir,  a las leyes de Dios:

“…nosotros somos verdaderamente siervos e incluso esclavos de Dios y … nuestra mayor perfección es serlo necesariamente (…) todo cuanto hacemos lo atribuimos a Dios, ya que él es la primera y la única causa de todo cuanto realizamos (…) el hombre, en tanto que es una parte de la naturaleza, debe seguir las leyes de la naturaleza, lo cual constituye la religión. Y en tanto obra así, está en su felicidad.”

Para el hombre, la felicidad suprema es conocer a Dios; sin conocer a Dios el hombre no puede conocerse a sí mismo:

“…[a Dios] lo conocemos mejor que a nosotros mismos, pueso que, sin él, no nos podemos conocer en absoluto a nosotros mismos (…) si nosotros llegáramos a conocer a Dios de ese modo, deberíamos unirnos necesariamente con él, puesto que él es lo más excelente y lo mejor que puede manifestarse y ser conocido por nosotros, y sólo en él … consiste nuestra salvación …”

En el capítulo XXIII, Spinoza habla de la inmortalidad del alma:

“Si observamos con atención qué es el alma y de dónde provienen su cambio y su duración, veremos fácilmente si es mortal o inmortal (…) hemos dicho que el alma es una idea, que existe en la cosa pensante (…) Por otra parte, hemos señalado que el alma puede unirse o bien con el cuerpo … o bien con Dios (…) en cuanto que el alma sólo está unida con el cuerpo y el cuerpo llega a perecer, también ella debe perecer (…) en cambio, en cuanto que ella está unida con una cosa que es y permanece inmutable, también ella deberá … permanecer inmutable.”

“Cuando decimos que Dios no ama al hombre, eso no debe ser entendido como si él dejara … al hombre correr solo, sino más bien que el hombre, junto con todo lo que existe, existe de tal modo en Dios … que no puede haber lugar para un amor propiamente tal de Dios a otra cosa, puesto que todo consiste en una sola cosa, que es Dios mismo.”

“Cuando las leyes de la naturaleza son más poderosas, las leyes de los hombres son anuladas. Las leyes divinas son el fin último por el que ellas existen y no están subordinadas.”

Acerca de los demonios, Spinoza niega, como era de esperar, su existencia:

“Si el demonio es una cosa totalmente contraria a Dios y no tiene absolutamente nada de Dios, viene a coincidir exactamente con la nada (…) veamos si una cosa tan mísera podría existir un solo instante. Si así lo hacemos, descubriremos al momento que no (…) el diablo, al no tener la mínima perfección, ¿cómo podría, pienso yo, subsistir? (…) si no hay necesidad alguna de tener que afirmar la existencia de los demonios, ¿por qué se afirma que existen? Pues nosotros no tenemos, como otros, necesidad de suponer la existencia de los demonios para hallar las causas del odio, la envidia, la ira y otras pasiones similares, puesto que hemos encontrado suficientes sin tales ficciones.”

ETHICA ORDINE GEOMETRICO DEMOSTRATA (ÉTICA DEMOSTRADA DE UN MODO GEOMÉTRICO)

Para Bertrand Russell, Spinoza es el filósofo más noble que jamás haya exisitido, con una ética suprema. Spinoza tuvo la virtud de vivir conforme a su doctrina:

“Spinoza (…) is the noblest and most lovable of the great philosophers. Intellectually, some others have surpassed him, but ethically he is supreme. (…) Spinoza’s Ethics deals with three distinct matters. It begins with metaphysics; it then goes on to the psychology of the passions and the will; and finally it sets forth and ethic based on the preceding metaphysics and psychology. The metaphysic is a modification of Descartes, the psychology is reminiscent of Hobbes, but the ethic is original, and is what is of most value in the book.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

Según Robert C. Solomon & Kathleen M. Higgins, la Ética de Spinoza es una sincera proposición acerca de cómo vivir mejor, una solución al aislamiento y la soledad, una respuesta al sufrimiento y a la frustación de la vida:

“La obra más importante de Spinoza es la Ética, un título que suele confundir a los lectores, que abren el libro esperando una filosofía de la vida y se encuentran con una espinosa maraña de prosa aliñada a modo de tratado geométrico, con sus axiomas, teoremas, corolarios y pruebas. Sin embargo, las apariencias engañan. Descartes introdujo sus demostraciones lógicas en el acogedor contexto de una meditación … pero la filosofía de Descartes es cualquier cosa menos íntima (…) Spinoza, por el contrario,  disfraza su angustia personal … en el estilo más formal y deductivo posible.”

Breve historia de la filosofía, Robert C. Solomon & Kathleen M. Higgins, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1999.

“… la concepción de Spinoza nos enseña que no tiene sentido querer lo que no está determinado que tengamos, y que mucho de lo que deseaos –unión con otras personas, unicidad con Dios- ya lo tenemos. Lo que necesitamos es control sobre nuestras emociones, y la actitud filosófica adecuada para alcanzar esto es la aceptación o “resignación”. Sin embargo, a diferencia de los antiguos estoicos, Spinoza no rechaza las emociones en general. Más bien lo contrario, nos asegura que las emociones acompañadas de una actitud de aceptación son una bendición, una emoción preferible a cualquier otra (…) El sentimiento de felicidad radica no en un poder ilusorio o en la resistencia sino en la visión filosófica, lo que Spinoza denomina amor intelectual a Dios.”

Breve historia de la filosofía, Robert C. Solomon & Kathleen M. Higgins, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1999.

El ser humano, como ser libre que es, debe enfocar su comportamiento al conocimiento de la unidad de Dios y la Naturaleza.

“Spinoza identifica lo bueno con lo útil (…)  Su ética es elevada y culmina con el principio: “El supremo bien del alma es el conocimiento de Dios, y su suprema virtud, la de conocer a Dios” (IV, 28). Para conocer a Dios hay que conocer las cosas de la naturaleza: “Cuanto más conocemos las cosas singulares, tanto más conocemos a Dios” (V, 24)”

Los judíos, Jesús Mosterín, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2006.

Para Spinoza, el error es una falta de conocimiento. Una acción sin conocimiento produce resultados negativos, los cuales conllevan dolor.

“…Spinoza came to the conclusion that the fundamental striving of everyone is to preserve himself. This striving is good. Thus, anything which tends to block this striving is bad, and everything which helps man to reach the goal of his striving is good. But man’s striving must be rational. Merely to strive is not enough; he must strive intelligently, realizing what he is doing and his consequences. The highest happiness of man lies in perfect understanding of what he is doing, his striving.”

Basic teaching of the great philosophers, S. E. Frost Jr., Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

Según Spinoza, el odio aumenta cuando es recíproco, y puede sin embargo ser destruido por el amor. Spinoza, al igual que Sócrates y Platón, cree que todas las “malas” acciones son debidas a un error intelectual. El hombre que entiende sus circumstancias actuará sabiamente. El individuo debe vivir de acuerdo con la razón:

“Emotions are called ‘passions’ when they spring from inadequate ideas; passions in different men may conflict, but men who live in obedience to reason will agree together. (…) Spinoza does not, like the Stoics, object to all emotions;  he objects only to those that are ‘passions’, i.e. those in which we appear to ourselves to be passive in the power of outside forces. ‘An emotion which is a passion ceases to be a passion as soon as we form a clear and distinct idea of it. ‘Understanding that all things are necessary helps the mind to acquire power over the emotions. ‘He who clearly and distinctly understands himself and his emotions, loves God, and so much the more as he more understands himself and his emotions.’ This proposition introduces us to the ‘intellectual love of God’, in which wisdom consists. The intellectual love of God is a union of thought and emotion.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

“Although personal survival after death is an illusion, there is nevertheless something in the human mind that is eternal. The mind can only imagine or remember while the body endures, but there is in God an idea which expresses the essence of this or that human body under the form of eternity, and this idea is  the eternal part of the mind (…) Spinoza is concerned to show how it is possible to live nobly even when we recognize the limits of human power (…) Take, for instance, death: nothing that a man can do will make him immortal, and it is therefore futile to spend time in fears and lamentations over the fact that we must die. To be obsessed by the fear of death is a kind of slavery (…) The same considerations apply to all other purely personal misfortunes.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

En 1675 Spinoza acabó su Ethica ordine geometrico demostrata (Ética demostrada de un modo geométrico), obra en la que llevaba trabajando unos 10 años. Personalmente, pienso que la EOGD es una obra fascinante, interesante, bella y noble. Consta de 5 partes:

Parte primera: De Dios,

Parte segunda: De la naturaleza y origen del alma

Parte tercera: Del origen y naturaleza de los afectos

Parte cuarta: De la servidumbre humana, o de la fuerza de los afectos

Parte quinta: Del poder del entendimiento o de la libertad humana

Spinoza hace uso de definiciones, axiomas, postulados, proposiciones, demostraciones, lemas, escolios y corolarios, lo que hace que la lectura sea muy clara. Como la Ética me ha parecido un libro interesantísimo, a continuación cito varios pasajes, ya que me ha parecido que no habría cosa más interesante que citar las mismas palabras de Spinoza. También comento algunas citas. Todas las siguientes citas están extraídas del libro Ética, Baruj Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2007.

En la parte primera, Spinoza habla de la naturaleza de Dios y sus propiedades:

“[Dios] existe necesariamente; … es único; … es y obra en virtud de la sola necesidad de su naturaleza; … es causa libre de todas las cosas; … todas las cosas son en Dios y dependen de Él, de suerte que sin Él no pueden ser ni concebirse; … todas han sido predeterminadas por Dios … en virtud de la libertad de la naturaleza de Dios, o sea, su infinita potencia.”

“Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita.”

Spinoza “prueba” la existencia de Dios, del Ser infinito, perfecto y eterno:

“Poder no existir es impotencia, y, por contra, poder existir es potencia (…) si lo que ahora existe necesariamente no son sino entes finitos, entonces hay entes finitos más potentes que el Ser absolutamente infinito, pero esto … es absurdo; luego, o nada existe, o existe también necesariamente un Ser absolutamente infinito. Ahora bien, nosotros existimos (…) Por consiguiente, un Ser absolutamente infinito, esto es, … Dios, existe necesariamente.”

“… no podemos estar más seguros de la existencia de cosa alguna que de la existencia del Ser absolutamente infinito, o sea, perfecto, esto es, Dios. Pues siendo así que su esencia excluye toda imperfección, e implica perfección absoluta, aparta por eso mismo todo motivo de duda acerca de su existencia, y da de ella una certeza suma …”

“… Dios es único, esto es… en la naturaleza no hay sino una sola sustancia y … ésta es absolutamente infinita (…) la cosa extensa y la cosa pensante, o bien son atributos de Dios, o bien … afecciones de los atributos de Dios.”

“…Dios es causa por sí y no por accidente (…) Dios es absolutamente causa primera (…) Dios obra en virtud de las solas leyes de su naturaleza, y no forzado por nadie (…) Dios es eterno, o sea, todos los atributos de Dios son eternos.”

En la parte segunda, Spinoza habla de los atributos de Dios, de la naturaleza del hombre y de la naturaleza del alma:

“Entiendo por cuerpo un modo que expresa … la esencia de Dios, en cuanto se la considera como cosa extensa (…) Entiendo por idea un concepto del alma, que el alma forma por ser una cosa pensante (…) Por realidad entiendo lo mismo que por perfección.”

“La esencia del hombre no implica la existencia necesaria, esto es: en virtud del orden de la naturaleza, tanto puede ocurrir que este o aquel hombre exista como que no exista.”

“El Pensamiento es un atributo de Dios, o sea, Dios es una cosa pensante (…) Es, pues, el Pensamiento uno de los infinitos atributos de Dios, que expresa la eterna e infinita esencia de Dios (…) La Extensión es un atributo de Dios, o sea, Dios es una cosa extensa.”

“A la esencia del hombre no pertenece el ser de la sustancia, o sea, no es una sustancia lo que constituye la forma del hombre (…) no hay dos sustancias de la misma naturaleza (…) dado que pueden existir varios hombres, etonces no es el ser de la sustancia lo que constituye la forma del hombre. Esta proposición es evidente, además, en virtud de las demás propiedades de la sustancia, a saber: que la sustancia es, por su naturaleza, infinita, inmutable, indivisible (…) la esencia del hombre está constituida por ciertas modificaciones de los atributos de Dios.”

“…el alma humana es una parte del entendimiento infinito de Dios (…) El objeto de la idea que constituye el alma humana es un cuerpo, o sea, cierto modo de la Extensión existente en acto (…) el hombre consta de un alma y un cuerpo, y … el cuerpo existe tal como lo sentimos (…) el alma humana está unida al cuerpo (…) El alma humana es apta para percibir muchísimas cosas, y tanto más apta cuanto más maneras pueda estar dispuesto su cuerpo.”

En la parte tercera, Spinoza habla de la naturaleza y fuerza de los afectos y de la potencia del alma sobre ellos:

“Por afectos entiendo las afecciones del cuerpo, por las cuales aumenta o disminuye, es favorecida o perjudicada, la potencia de obrar de ese mismo cuerpo, y entiendo, al mismo tiempo, las ideas de esas afecciones (…) si podemos ser causa adecuada de alguna de esas afecciones, entonces entiendo por “afecto” una acción; en los otros casos, una pasión.”

“Las ideas de cualquier alma humana son unas adecuadas y otras mutiladas y confusas (…) las ideas que, en el alma de alguien, son adecuadas, lo son en Dios, en cuanto que Éste constituye la esencia de ese alma … y las que son inadecuadas en el alma, en Dios son también adecuadas (…) el alma está sujeta a tantas más pasiones cuantas más ideas inadecuadas tiene, y, por contra, obra tantas más cosas cuantas más ideas adecuadas tiene.”

“… el alma y el cuerpo son una sola y misma cosa, que se concibe, ya bajo el atributo del pensamiento, ya bajo el de extensión (…) el orden de las acciones y pasiones de nuestro cuerpo se corresponde por naturaleza con el orden de las acciones y pasiones del alma.”

“Las acciones del alma brotan sólo de las ideas adecuadas; las pasiones dependen sólo de las inadecuadas.”

“… todas las cosas singulares son modos, por los cuales los atributos de Dios se expresan de cierta y determinada manera.”

“El amor no es sino la alegría, acompañada por la idea de una causa exterior, y el odio no es sino la tristeza, acompañada por la idea de una causa exterior (…) El que ama se esfuerza necesariamente por tener presente y conservar la cosa que ama, y, al contrario, el que odia se esfuerza por apartar y destruir la cosa que odia.”

“El hombre es afectado por la imagen de una cosa pretérita o futura con el mismo afecto de alegría o tristeza que por la imagen de una cosa presente.”

“Quien imagina que se destruye lo que ama, se entristecerá, pero si imagina que se conserva, se alegrará (…) Quien imagina que se destruye aquello que odia, se alegrará.”

“Quien imagina lo que ama afectado de alegría o tristeza, también será afectado de alegría o tristeza, y ambos afectos serán mayores o menores en el amante, según lo sean en la cosa amada.”

“Si imaginamos que alguien afecta de alegría a la cosa que amamos, seremos afectados de amor hacia él. Si, por el contrario, imaginamos que la afecta de tristeza, seremos afectados de odio contra él (…) Quien imagina lo que odia afectado de tristeza, se alegrará; si, por el contrario, lo imagina afectado de alegría, se entristecerá, y ambos afectos serán mayores o menores, según lo sean sus contrarios en la cosa odiada.”

Spinoza describe de una manera asombrosamente clara, natural y acertada las diferentes pasiones humanas. Así, describe la envidia, la soberbia, la sobreestimación, el menosprecio, la benevolencia, la ambición, la humanidad, la alabanza, el vituperio, la gloria, la vergüenza, el arrepentimiento, el temor, el miedo, el pudor, la consternación, la ira, la venganza, el agradecimiento o gratitud y la crueldad:

“Estos afectos de odio, y otros similares, se resumen en la envidia, la cual, por ello, no es sino el odio mismo, en cuanto considerado como disponiendo al hombrre a gozarse en el mal de otro, y a entristecerse con su bien.”

“… la soberbia es una alegría surgida del hecho de que el hombre se estima en más de lo justo (…) la alegría que surge del hecho que un hombre estime a otro en más de lo justo, se llama sobreestimación, y, por último, se llama menosprecio, la que surge del hecho de estimar a otro en menos de lo justo.”

“Esa voluntad o apetito de hacer el bien, que surge de nuestra conmiseración hacia la cosa a la que queremos beneficiar, se llama benevolencia…”

“Este esfuerzo por hacer algo (y también por omitirlo) a causa solamente de complacer a los hombres, se llama ambición, sobre todo cuando nos esforzamos por agradar al vulgo con tal celo que hacemos u omitimos ciertas cosas en daño nuestro o ajeno; de otro modo, suele llamarse humanidad. Además, llamo alabanza a la alegría con que imaginamos la acción con la que otro se ha esforzado en deleitarnos, y vituperio, a la tristeza con que aborrecemos, al contrario, la acción de otro.”

“… a la alegría acompañada de la idea de una causa exterior la llamaremos gloria, y vergüenza, a la tristeza contraria (…) llamaré contento de sí mismo a la alegría acompañada de una causa interior, y arrepentimiento a la tristeza contraria.”

“…el afecto que dispone al hombre de tal modo que no quiere lo que quiere, o que quiere lo que no quiere, se llama temor, el cual no es, por ende, sino el miedo, en cuanto el hombre queda dispuesto por él a evitar un mal que juzga va a producirse, mediante un mal menor (…) Si el mal que teme es la vergüenza, entonces el temor se llama pudor. Si el deseo … de evitar un mal futuro es reprimido por el temor de otro mal … el miedo se llama consternación …”

“El esfuerzo por inferir mal a aquel a quien odiamos se llama ira, y el esfuerzo por devolver el mal que nos han hecho se llama venganza (…) el esfuerzo por hacer bien a quien nos ama y se esfuerza … en hacernos bien, se llama agradecimiento o gratitud (…) si prevalece el odio, se esforzará por hacer mal a aquel por quien es amado. Este afecto se llama crueldad…”

“El que odia a alquien se esforzará en hacerle mal, a menos que teme que de ello se origine para él un mal mayor, y, por contra, el que ama a alguien se esforzará … en hacerle bien.”

Para Spinoza, el hombre juzga lo bueno y lo malo según su afecto; Spinoza lo explica de una manera muy clara:

“… nosotros no deseamos algo porque lo juzguemos bueno, sino que lo llamamos “bueno” porque lo deseamos, y, por consiguiente, llamamos “malo” lo que aborrecemos. Según eso, cada uno juzga o estima, según su afecto, lo que es bueno o malo, mejor o peor, lo óptimo o lo pésimo. Así, el avaro juzga que la abundancia de dinero es lo mejor de todo, y su escasez, lo peor. El ambicioso … nada desea tanto como la gloria, y nada teme tanto como la vergüenza. Nada más agradable para el envidioso que la desgracia ajena, ni más molesto que la ajena felicidad.”

“Quien imagina que alguien lo odia, y no cree haberle dado causa alguna para ello, lo odiará a su vez (…) Si imagina haber dado causa justa de odio … será afectado de vergüenza.”

Spinoza escribe unas palabras muy hermosas (¡y tan verdaderas!) sobre la fuerza que tiene el amor sobre el odio:

“El odio aumenta con un odio recíproco, y puede, al contrario, ser destruido por amor (…) El odio que es completamente vencido por el amor, se trueca en amor; y ese amor es por ello más grande que si el odio no lo hubiera precedido.”

“… los hombres, como piensan que son libres, sienten unos por otros un amor o un odio mayores de los que sienten por otras cosas…”

“Hombres distintos pueden ser afectados de distintas maneras por un solo y mismo objeto, y un solo y mismo hombre puede, en tiempos distintos, ser afectados de distintas maneras por un solo y mismo objeto (…) puede ocurrir que lo que uno ama, otro lo odie; que uno tenga miedo a una cosa y otro no; que el mismo hombre ame ahora lo que antes ha odiado, y que se atreva ahora a lo que antes temía …”

Spinoza explica por qué surgen las diferentes pasiones y las describe de nuevo de un modo clarísimo; habla del asombro, consternación, veneración, horror, devoción, desprecio, irrisión, desdén, humildad, amor propio, gula, embriaguez, lujuria, avaricia y ambición:

“Así como la devoción brota del asombro ante una cosa que amamos, la irrisión brota del desprecio por una cosa que odiamos o tememos, y el desdén surge del desprecio por la necedad, como la veneración del asombro ante la prudencia.”

“Cuando el alma imagina su impotencia, se entristece (…) Esa tristeza acompañada de nuestra debilidad se llama humildad; y la alegría que surge de la consideración de nosotros mismos se llama amor propio …”

La naturaleza de las pasiones viene condicionada por el objeto que produce las pasiones:

“Hay tantas clases de alegría, tristeza y deseo y … hay tantas clases de cada afecto compuesto de ellos –como la fluctuación del ánimo- , o derivado de ellos –amor, odio, esperanza, miedo, etc-, como clases de objetos que nos afectan (…) la naturaleza de cada pasión debe ser explicada … de tal modo que resulte expresada la naturaleza del objeto por el que somos afectados (…) Entre las clases de afectos … destacan la gula, la embriaguez, la lujuria, la avaricia y la ambición, que no son sino denominaciones del amor o el deseo, y que desarrollan la naturaleza de uno y de otro afecto según los objetos a que se refieren. Pues por gula, embriaguez, lujuria, avaricia y ambición no entendemos sino el inmoderado amor o deseo de comer, de beber, de copular, de riquezas o de gloria.”

Para Spinoza, los afectos de alegría y deseo hacen obrar al alma, y los afectos de tristeza, disminuyen o reprimen la potencia de obrar del alma:

“De todos los afectos que se refieren al alma en cuanto que obra, no hay ninguno que no se remita a la alegría o al deseo (…) Por “tristeza” entendemos lo que disminuye o reprime la potencia de pensar del alma …, y, así, en la medida en que el alma se entristece, resulta disminuida o reprimida la potencia de entender, eso es, su potencia de obrar.”

En la parte tercera, Spinoza describe genialmente los 48 afectos humanos: el deseo, la alegría, la tristeza, el asombro, el desprecio, el amor, el odio, la inclinación, la repulsión, la devoción, la irrisión, la esperanza, el miedo, la seguridad, la desesperación, la satisfacción, la insatisfacción, la conmiseración, la aprobación, la indignación, la sobreestimación, el menosprecio, la envidia, la misericordia, el contento de sí mismo, la humildad, el arrepentimiento, la soberbia, la abyección, la gloria, la vergüenza, la frustación, la emulación, el agradecimiento o gratitud, la benevolencia, la ira, la venganza, la crueldad, el temor, la audacia, la pusilanimidad, la consternación, la humanidad o modestia, la ambición, la gula, la embriaguez, la avaricia y la libídine. Según Spinoza, estos últimos afectos no tiene contrarios, ya que la modestia es una especia de ambición, y ya que la templanza, la sobriedad y la castidad aluden a la potencia del alma, y no a pasión ninguna:

“El deseo es la esencia misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a hacer algo en virtud de una afección (…) La alegría es el paso del hombre de una menor a una mayor perfección (…) La tristeza es el paso del hombre de una mayor a una menor perfección (…)  El amor es una alegría acompañada por la idea de una causa exterior (…) El odio es una tristeza acompañada por la idea de una causa exterior (…) La esperanza es una alegría inconstante, que brota de la idea de una cosa futura o pretérita, de cuya efectividad dudamos de algún modo (…) El miedo es una tristeza inconstante, que brota de la idea de una cosa futura o pretérita, de cuya efectividad dudamos de algún modo.”

A continuación de describir los afectos, Spinoza da una defición general de los afectos:

“Un afecto, que es llamado pasión del ánimo, es una idea confusa, en cuya virtud el alma afirma de su cuerpo o de alguna de sus partes una fuerza de existir mayor o menor que antes, y en cuya virtud también, una vez dada esa idea, el alma es determinada a pensar tal cosa más bien que tal otra.”

En la parte cuarta, Spinoza habla de la servidumbre humana o de la fuerza de los afectos.

“Llamo “servidumbre” a la impotencia humana para moderar y reprimir sus afectos (…) Por virtud entiendo lo mismo que por potencia …la virtud … es la misma esencia o naturaleza del hombre, en cuanto que tiene la potestad de llevar a cabo ciertas cosas que pueden entenderse a través de las solas leyes de la naturaleza.”

“Nadie puede desear ser feliz, obrar bien y vivir bien, si no desea al mismo tiempo ser, obrar y vivir, esto es, existir en acto.”

“… sólo sabemos que es bueno o malo aquello que conduce realmente al conocimiento, o aquello que puede impedir que conozcamos (…) El alma, en cuanto que raciocina, no apetece otra cosa que conocer, y no juzga útil nada más que lo que lleva al conocimiento.”

Para Spinoza, el bien supremo, la virtud y la felicidad consisten en conocer a Dios:

“El supremo bien del alma es el conocimiento de Dios, y su suprema virtud, la de conocer a Dios (…) El supremo bien de los que siguen la virtud es común a todos, y todos pueden gozar de él igualmente.”

“Ninguna cosa puede ser mala por lo que tiene de común con nuestra naturaleza, sino que es mala para nosotros en la medida que nos es contraria (…) En la medida en que una cosa concuerda con nuestra naturaleza,  es necesariamente buena (…) En la medida en que los hombres están sujetos a las pasiones, no puede decirse que concuerden en naturaleza (…) Los hombres sólo concuerdan siempre necesariamente en naturaleza en la medida en que viven bajo la guía de la razón.”

“El odio nunca puede ser bueno (…) Quien vive bajo la guía de la razón se esfuerza cuanto puede en compensar, con amor o generosidad, el odio, la ira, el desprecio … que otro le tiene.”

Para Spinoza, el arrepentimiento es malo. Personalmente, no estoy de acuerdo: el hombre es hombre y se equivoca, y tiene derecho a equivocarse; el arrepentimiento es natural y es un signo de humildad; yo opino que la humildad es buena. De todas maneras, entiendo que Spinoza, para el que la razón es una gran virtud, esté en contra del arrepentimiento y de la humildad y que los menosprecie:

“La humildad no es una virtud … no nace de la razón (…) La humildad es una tristeza, que brota de que el hombre considera su propia impotencia (…) El arrepentimiento no es una virtud … no nace de la razón; el que se arrepiente de  que ha hecho es dos veces miserable o impotente.”

“El deseo que nace de la razón no puede tener exceso (…) El deseo, considerado en absoluto … es la misma esencia del hombre … el deseo que brota de la razón … el que se engendra en nosotros en la medida en que obramos, es la esencia o natulareza misma del hombre.”

“Según la guía de la razón, apeteceremos un bien mayor futuro más que un bien menor presente, y un mal manor presente más que un mal mayor futuro.”

Personalmente, me ha encantado la proposición LXVII, sobre el miedo a la muerte. Para todos los hombres que tememos a la muerte, es ésta una proposición maravillosa:

“Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte, sino de la vida (…) Un hombre libre, esto es, un hombre que vive sólo según el dictamen de la razón, no se deja llevar por el miedo a la muerte.”

Al final de la parte cuarta, Spinoza resume todas las ideas expuestas y las ordena en 32 capítulos:

“No hay … vida racional sin conocimiento adecuado, y las cosas sólo son buenas en la medida en que ayudan al hombre a disfrutar de la vida del alma (…) son … malas las que impiden que el hombre pueda perfeccionar su razón y disfrutar de una vida racional.”

(Capítulo V)

En la parte quinta, Spinoza habla del poder del entendimiento o de la libertad humana, y de la manera de alcanzar la libertad. La razón tiene el poder de regir y reprimir los afectos. La libertad del alma es la felicidad.

Spinoza critica la teoría de la unión del alma y el cuerpo mediante la glándula pineal de René Descartes, y su definición de las pasiones:

“… Descartes … admite que el ánima o el alma está unida principalmente a cierta parte del cerebro, a saber, la llamada glándula pineal, por cuyo medio el alma percibe todos los movimientos que se suscitan en el cuerpo, así como los objetos exteriores (…) lo cual se esfuerza en probar en … Las pasiones del alma. Concluye de ello que ningún alma es tan débil que no pueda … adquirir un absoluto poder sobre sus pasiones. Pues ésta, tal como él las define, son percepciones, sentimientos o emociones del ánima, que se refieren especialmente a ella y que (nótese bien) son producidas, mantenidas y robustecidas por algún movimiento de los espíritus (…) no puedo dejar de asombrarme de que un filósofo que había decidido firmemente no deducir nada sino de principios evidentes por sí, ni afirmar nada que no percibiese clara y distintamente … parta de una hipótesis más oculta que cualquier cualidad oculta.Pues ¿qué entiende, me pregunto, por “unión” de alma y cuerpo?”

“Un afecto que es una pasión deja de ser pasión tan pronto como nos formamos de él una idea clara y distinta.”

“Quien se conoce a sí mismo clara y distintamente, y conoce de igual modo sus afectos, ama a Dios, y tanto más cuanto más se conoce a sí mismo y más conoce sus afectos.”

“El alma humana no puede destruirse absolutamente con el cuerpo, sino que de ella queda algo que es eterno (…) El alma no está sujeta a los afectos comprendidos dentro de las pasiones sino mientras dura el cuerpo (…) Aunque no supiésemos que nuestra alma es eterna, consideraríamos como primordiales … la moralidad y la religión …”

“Dios se ama a sí mismo con un amor intelectual infinito (…) El amor intelectual del alma hacia Dios es el mismo amor con que Dios se ama a sí mismo (…) comprendemos claramente en qué consiste nuestra salvación o felicidad, o sea, nuestra libertad; … en un constante y eterno amor a Dios, o sea, en el amor de Dios hacia los hombres (…) Nada hay en la naturaleza que sea contrario a ese amor intelectual, o sea, nada hay que pueda suprimirlo.”

CONCLUSIÓN

Spinoza es considerado hoy en día uno de los grandes pensadores de la fiosofía occidental. Su contribución a la ética y al criticismo bíblico moderno es enorme. Spinoza contribuyó significativamente en casi todas las áreas de la filosofía, y sus escritos revelan la influencia de doctrinas y autores tan dispares como el estoicismo, el racionalismo judío, Machiavello, Hobbes y Descartes; por esta razón, Spinoza es difícil de clasificar, aunque es a menudo considerado, junto a Descartes y Leibniz, uno de los grandes racionalistas del siglo XVII.

Para Spinoza, la filosofía no es una disciplina meramente intelectual, sino que es la única forma de conocimiento completa y esencial. La filosofía se relaciona con la moral y la politíca.

Según José Ferrater, la filosofía de Spinoza es la expresión de un racionalismo y determinismo absolutos, la mayor construcción sistemática en la época de los sistemas, y es también la manifestación de una actitud intelectual y moral muy profundas.

Las doctrinas de Spinoza se mantuvieron en un círculo cerrado en Holanda, durante casi 100 años, hasta que salieron a la luz a finales del siglo XVIII. Con el auge del romanticismo alemán, la figura de Spinoza fue rescatada y ensalzada por Goethe, Herder, Schelling y Hegel.

OPINIÓN

Es realmente sorprendente, dada la época y la represión del Estado y de la Iglesia, la valentía de Spinoza. En el TTP, Spinoza critica el régimen monárquico y lo culpa de utilizar y engañar a los hombres:

“…el gran secreto del régimen monárquico y su máximo interés consisten en mantener engañados a los hombres y en disfrazar, bajo el especioso nombre de religion, el miedo con el que se los quiere controlar, a fin de que luchen por su exclavitud, como si se tratara de su salvación (…) es totalmente contrario a la libertad de todos adueñarse del libre juicio de cada cual mediante prejuicios…”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Para Spinoza, la Escritura da a muchos un gran consuelo. Yo no estoy de acuerdo:

“… yo defiendo que es inmensa la utilidad de la Sagrada Escritura (…). Pues, como no podemos percibir por la luz natural que la simple obediencia es el camino de la salvación, sino que sólo la revelación enseña que eso se consigue por una singular gracia de Dios, que no podemos alcanzar por la razón, se sigue que la Escritura ha traído a los mortales un inmenso consuelo. Porque todos, sin excepción, pueden obedecer; pero son muy pocos … los que consiguen el hábito de la virtud bajo la sola guía de la razón. De ahí que, si no contáramos con este testimonio de la Escritura, dudaríamos de la salvación de casi todos.”

Tratado teológico – político, Baruch Spinoza, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

El hombre no debe salvarse de nada. Personalmente, pienso que la Escritura es un insulto a la vida y una alabanza a la invención del más allá. El vulgo, que es ignorante, encuentra en la Escritura un falso consuelo a la idea de la muerte. Si la religión ayudara a los hombres a ser mejores, más honestos, buenos y tolerantes, no me molestaría. Pero es precisamente la religión la que insulta la vida, la libertad, al pensamiento y la razón, y es precisamente la religión la que separa, excluye, condena y mata. Si el hombre debe salvarse de algo, es precisamente de la farsa de la religión.

Bertrand Russell opina que la metafísica de Spinoza no es válida, ya que contradice el método científico. Estoy absolutamente de acuerdo:

We cannot accept his method, but that is because we cannot accept his methapysic. We cannot believe that the interconnections of the parts of the universe are logical, because we hold that scientific laws are to be discovered by observation, not by reasoning alone (…) Spinoza thought that the nature of the world and of human life could be logically deduced from self-evident axioms; (…) The whole of this metaphysic is impossible to accept; it is incompatible with modern logic and scientific methoc. Facts have to be discovered by observation, not by reasoning; (…) And the concept of substance, upon which Spinoza relies, is one which neither science nor philosophy can nowadays accept.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

La Ética de Spinoza, sin embargo, es fascinante. Es un remedio para los males del corazón humano, y una solución para un mayor conocimiento del ser humano y de sus pasiones. La Ética es una propuesta para una mayor comprensión de la naturaleza humana y de las relaciones entre los seres humanos. Aunque personalmente no esté de acuerdo con la idea de Dios, el alma y la libertad humana que da Spinoza, estoy totalmente de acuerdo con sus ideas sobre la razón humana y las pasiones.

Personalmente pienso que las siguientes palabras de Bertrand Russell, referentes a la maldad y al sufrimiento del mundo, son muy acertadas. Es verdad que la teoría de la sustancia de Spinoza, su metafísica, queda hoy en día descalificada por la ciencia. El mal y el bien existen, aquí en la tierra, y como consecuencia de las acciones de los hombres. No considero que el universo sea ni bueno ni malo. La moral es una invención humana. En todo caso, como muy bien dice Bertrand Russell, el hecho de pensar que el hombre y sus miserias son una parte minúscula del universo infinito, reconforta un poquito. De todas maneras, opino que esta reflexión no quita el dolor a una madre que ha perdido a su hijo, a un niño que no tiene qué comer, a un hombre que ha sido torturado o a un anciano que ha visto perecer bajo las bombas a toda su familia. Cada uno vive un gran mundo en su pequeño y minúsculo mundo:

“The problem for Spinoza is easier than it is for one who has no belief in the ultimate goodness of the universe. Spinoza thinks that, if you see your misfortunes as they are in reality, a part of the concatenation of causes stretching from the beginning of the time to the end, you will see that they are only misfortunes to you, not to the universe, to which they are merely passing discords heightening an ultimate harmony. I cannot accept this; I think that particular events are what they are, and do not become different by absorption into a whole. Each act of cruelty is eternally a part of the universe; nothing that happens later can make that act good rather than bad, or can confer perfection on the whole of which it is a part. Nevertheless (…) Spinoza’s principle of thinking about the whole, or at any rate about larger matters than your own grief, is a useful one. There are even times when it is comforting to reflect that human life, with all that it contains of evil and suffering, is an infinitesimal part of the life of the universe. Such reflections may not suffice to constitute a religion, but in a painful world they are a help towards sanity and an antidote to the paralysis of utter despair.”

History of Western Philosophy, Bertrand Russell, Routledge Classics, London, 2004.

Me gustaría acabar este pequeño trabajo con unas palabras de S. E. Frost, que me han parecido muy acertadas. Leer a Spinoza ha sido maravilloso, y, aunque personalmente no esté de acuerdo con toda su doctrina, sus ideas me han servido para comprender, un poquito más, al ser humano, y para moldear, un poquito más, mis propias ideas filosóficas sobre la vida y la muerte:

“The history of philosophy is the story of how different philosophers have woven different patterns, proposed different solutions to the puzzle that is human experience. One philosopher will offer his solution and many will hail it as the answer. But it will not be long before another philosopher will discover and point to errors in his pattern, will reveal gaps and distortion, and will propose a somewhat different solution, one which seems to him more nearly perfect. He, in turn, will be followed by another who repeats the process. (…) Thus, in a real sense, you and I can stand on the shoulders of all Great Philosophers of the past. As we too look out upon the world, we can build our philosophies wih the benefit of their experiences and advice. We can learn from them, and by learning can make our picture more accurate and complete. Each philosopher says to us: “Here is what the universe of human experience means to me, and here are the mistakes which I have found in the other philosophers who have preceded me (…) Take it and begin your thinking from here.” You and I stand at the apex of centuries of struggling with the great problems of mankind. Behind us are great minds who offer us the service  of their experience and thought. Indeed, we should be greater philosophers than any of the past since we have all the past to help us. Let us, then, consider what these of the past tell us. Let us ponder their advice carefully. And let us carry on from where they have had to stop. This is the way to progress and to a more perfect philosophy.”

Basic teaching of the great philosophers, S. E. Frost Jr., Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

BIBLIOGRAFÍA

Ferrater Mora, José, Diccionario de filosofía de bolsillo 1, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983.

Ferrater Mora, José, Diccionario de filosofía de bolsillo 2, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983.

Ferrater Mora, José, Diccionario de grandes filósofos 2 (K – Z), Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Frost, Jr., S. E., Basic teaching of the great philosophers, Barnes & Noble, Inc., New York, 1942.

Mosterín, Jesús, Los judíos, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2006.

Onfray, Michel, Antimanual de filosofía, Editorial Edaf S. L., Madrid, 2007.

Romero, Elena & Macías, Uriel, Los judíos de Europa, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2005.

Russell, Bertrand, History of Western Philosophy, Routledge Classics, London, 2004

Silvani, Laura, Historia de la filosofía, Editorial Óptima, S. L., Barcelona, 2003.

Solomon, Robert C. & Higgins, Kathleen M., Breve historia de la filosofía, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1999.

Spinoza, Baruch, Ética, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2007.

Spinoza, Baruch, Tratado breve, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990.

Spinoza, Baruch, Tratado teológico – político, Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986.

Antonia Tejeda Barros, Sevilla, febrero de 2009

10 Responses to Spinoza

  1. Gabriela Hiadalgo Umaña says:

    por que deacartes es condiderado de la modernidad filosofica

  2. muchas gracias porhaber escrito sobre este filòsofo me has salvado muchisisisisisisisismo
    soy de ecuador
    gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

  3. Rocio says:

    Hola Antonia estupendo trabajo…….Felicidades!!
    Rocio desde Mexico

  4. Ester says:

    Me gustaría saber que piensas que originó el Jerem de Spinoza.Muy interesante tu trabajo.Gracias
    Ester desde Argentina

  5. Hola Ester:
    muchas gracias por leer y comentar.

    El famoso jérem (חרם) contra Spinoza ocurrió el 27 de julio de 1656. Spinoza fue excomulgado del judaísmo y expulsado de la comunidad judía de Ámsterdam por su “opiniones heréticas”. Spinoza tenía entonces 24 años y apenas había escrito nada. Sin embargo, parece ser que ya en 1656 Spinoza exponía tres de las ideas “heréticas” que más tarde aparecerían en sus obras: 1) la Torá (תורה) no tiene un origen divino y no fue escrita por Moisés (Moshé: משה); 2) Dios es una sustancia infinita; 3) el alma humana no es inmortal. Maimónides (1135 – 1204) ya había escrito: “quien diga que la Torá no es de origen divino ha de ser apartado y destruido”.
    El texto del jérem contra Spinoza fue agresivo e intolerante (en hebreo en el original): “Por decreto de los ángeles y palabra de los santos, proscribimos, separamos, maldecimos y anatemizamos a Baruj de Spinoza (…) Maldito sea de día y maldito sea de noche, maldito al acostarse y maldito al levantarse, maldito sea al entrar y al salir. No quiera el Altísimo perdonarlo, hasta que su furor y su celo caigan sobre este hombre; lance sobre él todas las maldiciones escritas en este libro; borre su nombre de debajo de los cielos; y sepárelo, para su desgracia, de todas las tribus de Israel (…) Nadie puede hablar con él de palabra ni por escrito, ni hacerle ningún favor, ni estar con él bajo el mismo techo, ni acercarse a menos de 4 codos de él, ni leer nada compuesto o escrito por él”. Un ejemplo histórico más del fanatismo, ceguera e intolerancia de las religiones monoteístas.

    El jérem de Spinoza no se levantó nunca, cosa extraña porque en la época Ámsterdam era la ciudad más tolerante del mundo. Pero la Iglesia Reformada calvinista era la iglesia oficial y ejercía una gran influencia en el gobierno de Holanda. Jesús Mosterín, en su genial libro Los judíos. Historia del pensamiento (2006) escribe: “Las opiniones de Spinoza no solo eran heréticas para los judíos, sino también para los cristianos. La excomunión o jérem de Spinoza, su condena pública y su expulsión de la comunidad judía tenía también la misión de tranquilizar a los calvinistas holandeses, a la sociedad cristiana, mostrando que la comunidad judía no toleraba las herejías ni elementos “ateos” y radicales, que la comunidad judía sabía ejercer su propia policía y mantener el orden y no daba motivos de preocupación a la sociedad holandesa en cuyo seno y por cuya tolerancia vivía”.

    Cuando Spinoza murió, su teoría de la libertad fue calificada de “hipótesis monstruosa”. El párroco de la iglesia donde fue enterrado dijo: “Escupe sobre este sepulcro. Aquí yace Spinoza. Ojalá también estuviera enterrada aquí su doctrina. Así, su hedor no produciría ya pestilencia alguna en las almas”. Un teólogo de la época escribió: “Desde que existe el mundo, no ha existido nadie peor que Spinoza”. ¡Cuánto amor y tolerancia irradia de las religiones y sus seguidores!

    Las doctrinas de Spinoza se mantuvieron en un círculo cerrado en Holanda, durante casi 100 años, hasta que salieron a la luz a finales del siglo XVIII. Lessing (1729 – 1781) escribió: “La gente sigue hablando de Spinoza como de un perro muerto; pero no hay más filosofía que la de Spinoza”. Con el auge del romanticismo alemán, la figura de Spinoza fue rescatada y ensalzada por Goethe, Herder, Schelling y Hegel. Goethe (1749 – 1832) escribió : “Me siento muy cercano a Spinoza, aunque su espíritu es mucho más profundo y puro que el mío”.

    Hoy en día, Spinoza es considerado uno de los filósofos más importantes y grandes de la historia.

    Un abrazo desde Madrid,
    Antonia

  6. Jesus says:

    Gracias Antonia por este resumen de la vida y obra de Spinoza. Resulta muy útil para difundir la valía de este maravilloso personaje.

    Recientemente he leído la noticia de que se ha descubierto en la biblioteca del Vaticano el único manuscrito de su ETICA. Al parecer estaba allí como prueba en un expediente de la inquisición. No se si sabes algo mas de esa noticia.

    También me interesa mucho saber de «van den Enden» que fue un «colegiante» y profesor de Spinoza cuya hija tuvo su único amor.

    Por ultimo decirte que tiene mucho sentido el rechazo de Spinoza al «arrepentimiento» al que considera «doblemente impotente». Si todo tiene una causa, arrepentirse significa no haberla conocido cuando cometí la mala acción al objeto de evitarla, ni después para comprender que estuve determinado a realizarla.

    Un afectuoso saludo

    Jesus

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